Me invitaron a dar una conferencia a la Universidad del Golfo, en Puebla. Se suponía que el evento sería por allá de mayo, pero derivado de la fiebre de los cerdos se tuvo que posponer hasta septiembre. Es decir entonces que mi ida hacia allá se estuvo planeando por varios meses.
Y aún así, con todo el tiempo del mundo, la cagué, jejejeje.
El día esperado, el pasado jueves, me comunico con la persona que organizo el show y la conversación fue más o menos así:
- Alexis, ¿ya estás por acá?
- No aún, pero justamente estaré como a las 10:00
- Perfecto, entonces estas en Puebla y ya vienes para Tehuacán
- (¿¿¿¿¿?????? WTF!!!!!!) Si, supongo, déjame ver.
Pregunto por ahí con la esperanza de que Tehuacán estuviera a escasos minutos de Puebla, y la respuesta es: Huy no joven, Tehuacán todavía está como a 1:45 min (ya saben, la persona viéndome con cara de este chamaco está bien pendejo).
Y me quedo pensando un sinfín de palabrotas y en posibles maneras de teletransportarme hacia allá. Suena mi celular:
- Alexis, me quedé pensando, ¿si sabes que es en Tehuacán, VERDAD?
- Eh… ¡No! Creo que olvidaste mencionarlo.
- Tienes razón, pero déjame ver como puedo manejarlo, ¿a que hora podrías llegar?
- Pues definitivamente no a las 10:00 AM (eran las 9:00 AM)
Pero como soy un genio y conozco perfectamente la improvisación le sugerí que intercambiara el horario con el siguiente expositor, lo cual fue lo que se hizo y finalmente todo salió bien, después de que la situación me sacó una flatulencia. Vaya, que no fue del todo culpa mía, pero el olvidó mencionarlo y yo olvidé confirmarlo.
Fue un bonito día a pensar de todo, aunque regresé hasta muy tarde por la distancia. Eso sí, bien comido y bien pagado, como debe de ser.
