viernes, 20 de julio de 2018

El gato ALV

Hoy decidimos que era tiempo de traer a Leia, la gatita de Janette, nuestra hija. 

Fue una bronca meterla al transportador, obvio se espantó, pero no queremos dejarla, es nuestra familia.

Por fin llegamos a la casa, estuvimos con ella acariciándola, quitándole el exceso de pelo (porque es cama nueva y suelta un chingo), enseñándole el lugar y tratando de hacerle ver por qué no puede brincar por la ventana... básicamente porque caería al vacío (#posmemato, tal vez pensó ella).

Cuando ya estuvo tranquila, bajamos por más cosas al coche, cosa de máximo 10 minutos. Cuando regresamos, no estaba Leia.

- Seguro está escondida - dijo Jan

Fuimos a buscarla en el único lugar donde tiene espacio, el closet, porque básicamente no tenemos nada, ni pinche internet. Y no estaba...

Empezamos a buscar por todos lados. O sea, no había manera de que se hubiera salido, cerramos todo. Y no aparecía. Empiezas a pensar: “¿cómo demonios?” “Fue secuestrada por un alien” “Se la comió Godzilla” “Se aventó por las alturas” 

Hasta me asomé buscando alguna señal... nada. Los minutos se hacían eternos.

De repente grita Jan: amor!

Voy corriendo... y...