miércoles, 8 de enero de 2020

La aduana y yo

Hoy me dieron ganas de escribir. Bueno, siempre quiero escribir, pero ésta vez si lo haré.

En este momento vamos rumbo a Morelos, madrugué y ahora no me puedo dormir, así que tengo que dos opciones: o me emputo y hago berrinche o me pongo a escribir alguna pendejada.

Así que haré lo segundo. 

Alguna vez, cuando salí de la universidad, decidí buscar trabajo en algo más afín a lo que había “estudiado”. Verán, yo ya tenía un trabajo, pero eso será tema para otra ocasión. Básicamente, necesitaba conseguir algo nuevo.

Ahora bien, al chile en la escuela no había aprendido gran cosa, pero me sacaba de onda que mucha pandilla quería trabajar en algo de aduanas. Yo decía muy seguro:  “Ni madres, yo no voy a trabajar en esa madre.”

Y pues... valió verga. Era eso o trabajar en un banco, lo cual estaba muy de moda. Entré a trabajar en alguna empresa en la aduana.

El punto es que dentro de la aduana me encontré a un gran amigo, Raúl - del cual aprovecharé públicamente para darle un reconocimiento porque de él aprendí un chingo sobre cómo dar clases de inglés.

Bueno, pues éste culero tenía la prestación de comedor. Los de la empresa donde yo estaba ubicado también, el problema es que yo trabajaba para un tercero, así que no aplicaba para mí.

Pero éste wey era un tanto miserable y pasó algo así:

Wey, vamos a comer.
- Va, pero afuera, yo no puedo comer ahÍ
- No hay pedo, te formas conmigo y vemos que pedo

El punto es que lo hicimos... y no pasó nada 

Así que se empezó a hacer común. De hecho, los trabajadores se ubicaban por el color del chaleco que usaban (a mi me súper cagaba usar esa madre). Así que cada que era la hora de la comida, le decía a algún compañero que si tenía que me lo prestara y ya llegábamos bien vergotas a comer.

Se hizo tanto el cinismo, que en algún punto Raúl dejó de trabajar ahí y yo seguí yendo solo. Seguro los weyes que trabajaban conmigo me veían y se preguntaban: ¿éste wey que pedo? Pero no pasaba nada.

Alguna vez, supongo que la vida me lo cobró... o no, y solo fue un accidente. El punto es que hubo una epidemia de salmonela en el comedor por una barbacoa que dieron que estaba mala. Yo recuerdo que sabía bien chido, pero uno nunca sabe.

A mi no me dio tan cabrón, solo mucha fiebre y dolores bien feos, pero no pasó de quedarme encerrado leyendo el último libro de Harry Potter(esto fue en 2007)  con un baño muy cerca.

Aún así dije: Ps sigue siendo gratis. Y seguí yendo.

El problema se dio un sábado que me tocó hacer guardia. Había muy poca gente, pero aún así decidí ir a comer ps porque pendejo.

El punto es que había una lista... en la cual no me apunté. En la entrada siempre había un tipo guardia, el cual después de tanto tiempo ya era mi valedor. Pues bien, el lunes siguiente, cuando fui a comer, que agarra y que me dice:

Oye wey, exactamente, ¿tú para quien trabajas
- Para la empresa tal, ¿por?
- Es que me fijé el sábado y no estás en la lista

Yo muy indignado:

- ¿Cómo? Hijos de su puta madre, ¿es neta? Déjame le voy a reclamar.

Por supuesto que nunca volví a pararme ahí 🙈

Y por cierto, ya no trabajo en aduana. Desde hace 12 años.