domingo, 11 de febrero de 2024

De mis primeros viajes, una experiencia

Hablando de viajes, ahora que pensaba en China, justo recuerdo una de esas primeras aventuras que simplemente suceden. Aunque esta, en particular, fue por idiota.

Estando en Shanghai, un objetivo del viaje era visitar Xi’an, para conocer los guerreros de terracota (los enemigos de Brendan Fraser en la Momia 3). Sin reservas, sin plan, sin nada concreto, solo la firme intención de ir.


Así que un viernes, temprano, así de bien huevotes, decidí que era una excelente idea ir al aeropuerto a comprar un vuelo a Xi’an (así tal cual, como si se tratara del pinche metro). 


 Supongo que en mi cabeza pasaba algo así:

  • Buen día señorita, ¿me vende un vuelo a Xi’an? El que sigue está bien.

Obvio no había vuelos continuos, así que llegué al lugar alrededor de las 2 o 3 PM listo para ir a visitar los guerreros de terracota. De nuevo, en mi mente pasaba algo así: llegas al aeropuerto, preguntas que pedo, te llevan y luego ya regreso a Shanghai en la noche o el sábado temprano.


Pues no había tours a esa hora, más bien fue algo así: 

  • No mi joven, ya es tarde para eso, lo pueden llevar en taxi ahorita pero ps ni lo va a disfrutar, mejor hágalo mañana.

Así que un poco derrotado, tomé un bus a la ciudad para llegar a buscar donde dormir, comprar el tour del día siguiente y ver que había que hacer en aquel lugar. Resulta que es una ciudad amurallada, y puedes dar la vuelta sobre la muralla en bici, así que eso hice. Claro, después de registrarme un cuarto de hotel súper pequeño pero a buen precio y reservar el tour para el día siguiente. Valió totalmente la pena toda la experiencia, la ciudad de Xi’an es un lugar muy lindo.


Así entonces, el sábado bajé a desayunar y luego pasaron por mi. Fuimos un grupo de personas de varios de países, de los cuales tengo unos agregados en Facebook, de esa gente con la que nunca en la vida vuelves a hablar.


Durante el tour escuché hablar de la calle musulmán, de cual todos me decían: “Tienes que ir we”. 


A partir de aquí no recuerdo exactamente como sucedió mi salida al aeropuerto, pero creo que fue algo más o menos así:


Los buses rumbo al aeropuerto solo pasaban cada cierto tiempo, no cada 15 minutos como esperaría pensando cuando vas a Pantitlán. No recuerdo que sucedió primero, pero fui a la calle musulmán y terminé tomando un bus alrededor de las 20:00, que llegaba al aeropuerto tipo 21:15, esperando llegar y de nuevo subirme al siguiente vuelo que seguro salía en 15 minutos.


El pedo, el gran gran pedo de todo esto es que el día siguiente (domingo) era mi vuelo de regreso a México desde Shanghai. Es decir, no había opción, tenía que regresar esa noche.


Cuando llego al aeropuerto empiezo a sentir un poquito que el alma se me quiere salir, así que voy corriendo a mostradores:

  • Buenas noches. ¿Tiene vuelos para Shanghai, que salgan ya ahorita, en corto, en este pinche mismo momento?
  • Pues teníamos uno, el último, que sale 21:10 (eran 21:20 o algo así).

(En ese momento si, mi alma abandonó mi cuerpo o de plano me cagué, todo es bastante confuso). Hasta que: 

  • Pero está retrasado, todavía podría abordar, pero corra!!!!

Y así fue, corrí, con una sonrisa en la cara, y llegué a Shanghai ya de madrugada, ya no aviso metro, tuve que pagar taxi pero lo logré.


Y pues subiendo cosas de viajes lo recordé y si, fue de mis primeras anécdotas de viaje y estuvo de huevos.