lunes, 19 de marzo de 2018

La ESCA y yo


Todo empezó de una manera muy muy extraña. La verdad es que durante mis estudios en la ESCA mis amigos y yo nos distanciamos.

Así que durante algunos semestres estaba en otros grupos, fue donde conocí al Moy, pinche negro culero.

La verdad es que la escuela me valía madres. O sea, si quería terminar y todo pero después de tanto maestro pendejo ya me daba igual poner o no atención. Bastaba preparar la exposición 5 minutos antes, improvisar y ya.

Así es que el último semestre, cuando volvimos a estar todos en el mismo salón, fue Giovanni el entusiasta que en clase de Seminario de Titulación propuso:

- Hagamos algo chingón, una tesis por la que nos recuerden

Yo, entre mi cinismo y mi hartazgo sugerí:

- Hagámosla sobra la carrera y cómo es que ésta apesta

A esos weyes les pareció buena idea y todos nos emocionamos. Seguramente nos embriagamos de la emoción... o por el pretexto que hubiera sido, seguramente así fue. Fuimos, presentamos el proyecto, lo aprobaron y... ya. Durante meses no hicimos nada.

Fue el pinche negro culero del Moy quien me empezó a reventar las pelotas que para cuando hacíamos algo y que no sé qué y que la chingada.

Así que justo cuando faltaban como 3 semanas para terminar la carrera empezamos a hacer las cosas. Teníamos que partir de una base científica, así que tuvimos que redactar un montón de cosas sobre pedagogía y comportamiento humano. Al chile casi todo lo baje de internet.

Lo que sí hicimos fueron encuestas, propuestas, análisis. Y al final de cuentas la conclusión que hoy sigo defendiendo es que entramos en un círculo vicioso. 

Les explico por qué:
El maestro del IPN es sindicalizado, por lo que no importa lo que haga, LO QUE SEA, seguramente nunca lo van a correr, así que eventualmente la vocación le termina valiendo madre. Hoy entiendo que hay más factores, como el hecho de que las personas que defienden una posición de poder (mis vidos, el puesto de jefe de carrera es de 20 pesos, ternuras) asignan a los maestros como les da su chingada gana, en materias que no tienen nada que ver con su perfil. 

El alumno, en muchos casos huevón como éramos nosotros, cae en ese mismo estado de indiferencia. ¡Vamos! No ha visto nada que lo inspire, que le haga querer estudiar y crecer. La promesa de un futuro profesional suena aún muy lejos a esa edad.

Ese fue nuestro proyecto. 

Así que al terminar la escuela yo iba casi diario a buscar a mi asesor para pedirle fecha de presentación. Ya que lo habíamos terminado hubiera sido un idiota si no concluía todo el proceso de titulación. Vale la pena señalar que mi maestro nunca estaba disponible, creo que era alcohólico el wey (neta). Un día fui y ahí estaba el cabrón. Me vio, me dio el avión y seguimos adelante. Pero algo más pasó. Me llevó con Iván Ramírez Chavero, quien en ese entonces era jefe carrera.

Dice mi asesor:

- Este es el de que te hablé
- Ya veo, si lo conozco - dice Iván, para posteriormente decirme a mí:
- ¿Quieres dar clases?

Dije que sí. No sé por qué o que pensó. Yo sabía que ese sería de alguna manera un resultado lógico de lo que habíamos presentado y de que yo ya daba clases de inglés, solo no pensaba que fuera tan rápido. Me dio un papelito con el grupo, la materia y la hora (aún lo conservo).

Saliendo de ahí, me fui a mi carro (tenía un Chevy 2001) y pensé: “¿pero qué mierda acabo de hacer?” Pero también supe que no iba a caer en lo que criticaba, que tenía que estudiar, prepararme, crecer. Iván decía: cualquier persona inteligente puede dar una clase bien. Creo que tenía razón.

La primera vez que entré a un grupo, ese primer día, el nervio hizo que me doliera la barriga bien cabrón. Nunca había sentido eso y solo lo he vuelto a sentir hace poco (si lees esto, tú sabes por qué).

Estuve dos años dando clase como invitado. Lo cual representa que no me pagaban ni un quinto. Por puro pinche amor pues. Dos años después entre formalmente. En esos tiempos, con ayuda de Enrique Bravo y Eleazar Najera obtuve una base en el instituto. La neta le debo un montón a estos tres y nunca supe por qué. ¿Acaso les contaba chistes tan chingones?

Durante esos años me especialicé en lo que hago hoy, termine una maestría, seguí estudiando, aún hoy seguimos haciéndolo, esa es nuestra chamba como consultores. 

Durante esos años, varias veces, diferentes administraciones me cambiaban horarios, materias, incluso me cambiaron de carrera. Y lo soportaba, por idealista. Pero poco a poco te vas volviendo más cínico: dejas de preocuparte por la comunidad y esas mamadas y te empiezas a preocupar porque el alumno aprenda y ya. 

Y todo iba bien.

Hasta que llega la más reciente administración. Y de repente me quitan de las materias que tienen que ver con mi perfil para ponerme a dar cualquier cosa. Bajo diferentes argumentos que honestamente son pura pinche ñerada:
“Es que no vas a las juntas de academia”
“Es que no apoyas a la comunidad”
“Es que estas materias ya las diste” (si cabrón! Cuando era invitado y no me pagaban)
“Es que faltas mucho” (recuerden que tenga una chamba real que me exige más tiempo)
Pero hubo una que realmente me cagó la madre:
"Es que no sabe del tema”

¿Qué? Cabrón, puedes decirme vago, culero, flojo, borracho, impuntual, burlón, naco, lo que quieras. ¿Pero eso? ¿Neta? 

Así que no voy a ser humilde: considero que existimos muy pocas personas que realmente nos dedicamos a estudiar este pedo más allá de ser meramente operativos que viven al día. Y este pendejo viene a decir eso. Y está bien, si esas personas supieran más que yo. Pero NO es el caso. ¿Quieren sacarme por eso? 

¡Perfecto! Hagamos un examen, una prueba, un concurso, llámenle como quieran. Y que él quede peor evaluado que se vaya a la verga. Y que hagan eso con todos los profes, ¿no? Porque nada más no entendemos.

Así que también pensé: “eso nunca va a pasar” ¿Y qué pinche necesidad tengo, a estas alturas de mi vida, después de 12 años, de andar pidiendo que se respete el conocimiento del docente y por ende al alumno?

Lo intenté, neta que sí. Pero al final de cuentas no sé qué chingados les incomoda de mí, qué es lo que tanto les molesta o les amenaza, pero me mandaron a la verga. Y aquellos que fueron mis maestros, que yo conocí y que nada más no me enseñaban ni madres siguen ahí, dando lo mismo, así que ya no entiendo. ¿Qué se necesita? ¿Lamer huevos? ¿Ser parte del séquito de pendejitos que apoya a la administración esperando les regalen dinero? ¿Buscar un puesto más político?

Y entonces, después de todo eso, de tantas y tantas cosas, experiencias, alegrías, satisfacciones, risas, enojos, después de todo, ya no pude continuar.

Pero ha valido la pena, cada uno de esos 12 años. Es súper bonito que un alumno recuerde, o te agradezca, o escuchar: “gracias a ti me quedé en donde trabajo”. Es súper lindo saludarlos siempre, en conciertos, en bares, en la escuela, donde sea. Saber que crecen, que viven, que sueñan.

Así que gracias a ustedes, porque la neta, creo que el que está delante del salón siempre termina aprendiendo más.

Gracias vida, por todo lo que me has regalado, por tantos años de hacer lo que me apasionaba por el puro gusto de contribuir un poquito e intentar hacer una diferencia.

5 comentarios:

  1. Te mando un abrazo desde acá.
    Gracias a tí conocí una de mis canciones favoritas y conocí a Depeche Mode. PP

    ResponderEliminar
  2. Un saludo de vuelta!!! Que bonito saber eso.

    ResponderEliminar
  3. La neta todo lo que se de Marco Legal es por ti, ya sabes venía de Voca 5 y pues nada más no nos enseñaban ni madres. Es una lástima que por la administración que está de la versh te hayan quitado. Pero bueno lo hecho hecho esta y no pudo haber sido de mejor manera. Saludos Alexis. Daniel Rdz.

    ResponderEliminar
  4. Me siento orgulloso de decir yo estuve cuando impartió clases en la ESCA el profe Alex, no aprendí mucho pero era la clase que valía la pena entrar

    ResponderEliminar
  5. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar